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El Universo realmente le está diciendo algo

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Lecciones de Einstein, Magritte y el Ratoncito Pérez

Einstein como el Ratoncito Pérez

Be cree que ser uno con el universo es un estado pacífico, pero el estado por defecto de la unidad es estar muerto. Descansar en paz, como se suele decir. Una serpiente que te coma vivo puede enseñarte esto tan bien como un sabio, pero nadie quiere eso. Lo que realmente queremos es el conocimiento de la muerte mientras nos aferramos a nuestras vidas.

Queremos explorar el universo, pero no estar en la explosión real. Queremos ver la inmensidad del océano, pero no queremos caer en él. Queremos tener nuestra vida separada y también experimentar la conexión que sólo puede darse realmente al morir. Esta es la paradoja de lo que llamamos conciencia. Queremos conocer lo real dentro del engaño, queremos decir la verdad con mentiras.

La muerte es a la vez el lugar de nuestro mayor terror y el lugar en el que, literalmente, descansamos en paz. Como explicó Albert Einstein en una carta de pésame en 1950:

Un ser humano es una parte del todo, llamado por nosotros “Universo”, una parte limitada en el tiempo y en el espacio. Se experimenta a sí mismo, sus pensamientos y sentimientos como algo separado del resto, una especie de engaño óptico de su conciencia. El esfuerzo por liberarse de este engaño es la única cuestión de la verdadera religión. No alimentar el engaño sino intentar superarlo es el camino para alcanzar la medida asequible de paz mental.”

Esto es cierto, pero es poco condescendiente. Si le dices a alguien que en realidad nunca existió, que la energía no se crea ni se destruye, todo esto es profundamente cierto, y profundamente incómodo. Lo que realmente queremos es ese sentimiento antes de sin morir. Lo que realmente queremos no es tanto superar el engaño como experimentar la verdad en el engaño. Esto es un poco paradójico, pero los dioses saben que lo intentamos.

Por ejemplo, mi hijo acaba de preguntar por nuestro perro muerto hace tiempo. El niño apenas lo conocía, pero sigue vivo en los cuentos. El niño preguntó si el perro estaba con nuestro tío recientemente fallecido, en el cielo. Pensé en ello. Ciertamente están juntos, pero en la desintegración de las formas, no en un reencuentro. Cuando se es “uno” con el cosmos, no hay posibilidad de encuentros “uno a uno”. El precio de la unidad es que debes renunciar a ti mismo y…

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