La basílica de San Marcos en Venecia es uno de los monumentos más emblemáticos de la ciudad y uno de los destinos turísticos más populares en Italia. Uno de los elementos más famosos de esta basílica son los caballos de bronce que se encuentran en la fachada principal, conocidos como la cuadriga de bronce de San Marcos.
Estos caballos, que datan de la Antigüedad, son una de las pocas cuadrigas de bronce que han sobrevivido a lo largo de los siglos. Se cree que fueron originalmente creados en el siglo IV a.C. en Grecia, posiblemente en el taller del escultor Lisipo. Posteriormente, fueron trasladados a Roma, donde adornaron el Arco de Trajano y más tarde el Circo Máximo.
En el siglo IV d.C., el emperador Constantino I trasladó los caballos a Constantinopla, donde fueron colocados en la cuadriga de la fuente de la Augustaion. Durante la Cuarta Cruzada en 1204, los caballos fueron saqueados por los venecianos y llevados a la basílica de San Marcos como botín de guerra.
Desde entonces, los caballos han sufrido numerosas restauraciones y traslados a lo largo de los siglos. En el siglo XIV, fueron recolocados en la fachada de la basílica, donde permanecen en la actualidad. Sin embargo, debido a la corrosión causada por la contaminación ambiental y la salinidad del agua en Venecia, los caballos han sido sometidos a constantes trabajos de conservación para preservar su belleza y su historia.
Hoy en día, los caballos originales se pueden admirar en el interior de la basílica, mientras que en la fachada principal se encuentran réplicas exactas. A pesar de los siglos de historia y los numerosos avatares que han sufrido, los caballos de bronce de San Marcos siguen siendo un símbolo de la grandeza de la antigua Roma y una atracción turística única en Venecia. Sin duda, son una muestra excepcional del arte y la escultura clásica que ha perdurado a lo largo de los siglos.
