La imagen de arriba representa el juicio de Cayo Furio Cressino en el siglo II a.C. Cressinus era un granjero griego que vivía en el Imperio Romano y que había sido acusado de brujería por sus vecinos. El juicio tenía un trasfondo político porque se produjo en un momento en el que muchos romanos cuestionaban la renovada influencia de las creencias y costumbres helenísticas en Roma.
Lo interesante de esta escena es que, aunque el tema es de la Antigüedad, el cuadro fue realizado a finales del siglo XVIII en Francia. Era el periodo neoclasicista en Europa, que marcó el comienzo de un renovado interés por la filosofía clásica griega y romana, el arte, la arquitectura, los ideales y, especialmente, las ideas políticas en la gente de París.
Aunque el tema pueda parecer relativamente benigno al ojo moderno, este cuadro tuvo una importancia política significativa en su época porque también tenía matices sociopolíticos. Cuestionaba las ideas tradicionales de pensamiento y el tema aludía a la cuestión de la reforma agraria y la redistribución de la tierra, un tema candente en la Francia revolucionaria.
El año de la pintura
El año en que se terminó este cuadro, 1792, fue un año especialmente agitado en Francia. Fue el comienzo de la Revolución Francesa, un acontecimiento que sacudiría al mundo entero. Como una montaña rusa a punto de iniciar su primera gran caída, el pueblo se asomaba a un precipicio de incertidumbre.
Ya se había producido el asalto a la Bastilla, la Ilustración había dado su opinión y los acontecimientos que habían iniciado la Revolución estaban ahora irreversiblemente en marcha. La gran esperanza y el optimismo se disputaban la supremacía sobre los horrores de la guerra civil y las guerras internacionales.
En 1792, el pueblo asaltó el palacio real, Les Tuilleries, encarceló al rey y abolió la monarquía, un acto que sacudió a las demás monarquías de Europa y a todas las personas que dependían de ellas. Los aristócratas, los ricos, los educados e incluso los miembros del clero fueron sospechosos y se emitieron órdenes de arresto. Incluso el revolucionario Thomas Paine huyó del país.
Los ricos y la alta burguesía terrateniente que pudieron, se apresuraron a regresar a sus fincas en…